En medio de la crisis económica, renunció el primer ministro de Japón, Fumio Kishida
El mandatario anunció que deja el cargo, envuelto en una caída de la popularidad y un empeoramiento de la situación económica.
Nombrado primer ministro apenas unos días después de ser elegido al frente del PLD hace casi tres años, la popularidad de Kishida y su gobierno se derrumbó a un 25% de aprobación, según un sondeo de la cadena pública NHK.
En noviembre anunció un paquete de estímulo de más de 100.000 millones de dólares para revitalizar la economía, pero eso no remedió el malestar tanto entre los votantes como en su propio partido.
Además de la inflación, novedosa para muchos japoneses tras décadas de estancamiento y deflación, el crecimiento económico se ralentizó y el yen se desplomó, encareciendo todavía más los productos importados.
Criticado internamente, Kishida, que escapó a un ataque con una bomba casera el año pasado, ha gozado de buena imagen entre los países occidentales por su firme apoyo a Ucrania desde la invasión rusa y su inversión en defensa tras décadas de estricto pacifismo en Japón.
Alentado por Washington, el primer ministro se comprometió a duplicar para 2027 su gasto de defensa al 2% del PIB recomendado por la OTAN, aunque no forme parte de la alianza.
Con un «firme liderazgo», Kishida «ayudó a construir un entramado de alianzas de seguridad en toda la región del Indo-Pacífico que perdurará al paso del tiempo», lo alabó el embajador estadounidense Rahm Emanuel.
Kishida podría haber gobernado teóricamente hasta 2025, pero en el archipiélago asiático crecían las especulaciones de un posible anticipo electoral para intentar apuntalar su posición.
Muchos dirigentes del PLD consideraban que la formación, que acumula tres derrotas en comicios locales este año, podría salir muy mal parada de unas elecciones anticipadas, informó la cadena NHK.
El primer ministro «parece haber decidido que él mismo debe asumir la responsabilidad de disipar la creciente desconfianza» hacia el gobierno y el partido, afirmó este medio.
Kishida decidió hacerse a un lado porque sabía que perdería la batalla por la presidencia del partido, aseguró Koichi Nakano, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Sophia.
«No logró cerrar filas dentro del PLD», dijo Nakano a AFP, aunque aclaró que «para un líder del PLD, permanecer en el poder tres años es más que el promedio».
Antes del miércoles, varias medios citaban como posibles aspirantes a la jefatura del partido al ministro de Transformación Digital, Taro Kono, y el ministro de Seguridad Económica, Sanae Takaichi.
El diario Yomiuri Shimbun informó de que algunos miembros del partido apuestan por Shigeru Ishiba, antiguo número dos del partido, y Shijiro Koizumi, un exministro del Medio Ambiente e hijo del exprimer ministro Junichiro Koizumi.
En las calles de Tokio, algunos votantes expresaban su deseo de aire fresco en la política nipona.
«Personalmente creo que partes negativas del PLD han salido a la superficie últimamente, así que un cambio en el poder puede ser una buena idea», dijo Kentaro Oba, un trabajador de 40 años.
«Personalmente me gustaría ver a alguien más joven tomar el mando», afirmó Akito Kashino, de 26 años. «Solo hemos visto políticos muy viejos liderar nuestro país hasta ahora, así que alguien más joven y eficiente puede ser bueno».